12/11/12

Arte emergente y casitas en miniatura


Una de mis películas preferidas empieza con una casa en Tejas que sale volando y con una chica calzada con brillantes zapatos rojos que echa de menos a sus granjeros tíos.
Me atraen irracionalmente las casitas, lo confieso, y ya en la última edición de JustMAD no pude evitar fijarme en ello. Intenté no darle importancia, pensé que se trataba de un hecho casual. Pero durante los pasados nueve meses mi inocente negación se ha ido haciendo fuerte a base de observar la misma tendencia en blogs y artículos: el arte emergente tiene una especie de affaire con las casitas en miniatura (que bien podrían ser esas casas voladoras de Tejas).

Recreaciones detallistas a lo "casa de muñecas", amasijos de muebles y trastos que remiten al carrito de los homeless, artilugios mecanizados que te transportan al rincón infantil debajo la ventana del cuarto de coser, casas en árboles, tiendas de campaña principescas entre escritorios, todo vale a algunos artistas para reflexionar sobre este polémico bien: la casa.


Thomas Doyle (Michigan, 1976)

Thomas Doyle, Varios trabajos de la serie "Distillations"
(2004). Fotografía de Martino Margheri.
La casa fue la piedra angular de la cultura americana de la sociedad del bienestar y, para este joven artista, el motivo principal de su trabajo. A través de unas perfectas pero siniestras recreaciones escultóricas a pequeña escala de las ya clásicas casas adosadas americanas, Doyle denuncia la precariedad que se esconde detrás de la tan codiciada lar. A menudo protegidas por urnas de cristal - hecho que las eleva de algún modo a objetos de lujo -, el espectador puede aproximarse a las casas de Doyle como un "ojo que todo lo ve", escrutando a las familias que siguen con su vida rutinaria sin darse cuenta que todo a su alrededor está apunto de derrumbarse. Se trata, ni más ni menos, de una clara metáfora de la precaria situación que ha acarreado esa obsesión por equiparar la propiedad inmobiliaria con la "familia feliz".



Brock Davis (Minneapolis)

Este diseñador y director creativo estadounidense ha hecho de la creatividad un pilar para su vida y, más allá de sus trabajos publicitarios, destacan sus esculturas efímeras realizadas con comida. Entre las obras-comida de Davis encontré una casita del árbol construida en un brocoli en la que, más que una actitud crítica, se desprende un halo de juego que invita al adulto a recuperar la ilusión infantil de pensar que "en mi casa del árbol el tiempo se detiene y nada puede ir mal". No podréis negarme que al verla uno se ve inevitablemente empujado a sonreír.

Brock Davis, "Brocoli House" (2011) · Andrea Canepa "To live as if it was possible to recover certainity" (2012)




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Andrea Canepa (Lima, 1980)

La obsesión de esta peruana por las casas se hace evidente al visitar su página web, donde todo remite a la cotidianidad de la lar. ¿Y qué se supone que es exactamente una casa? Andrea nos invita a pensar sobre el hábitat, sobre una existencia que, nos guste o no, debemos compartir en un espacio, medio natural medio construido, medio seguro medio derrumbable, medio sólido medio conceptual, medio real medio imaginado. Casas con árboles dentro. Casas sin árboles fuera. Casas a pesar de todo.


Sabine Timm (Düsseldorf)



Sabine Timm, "Collection of piles" (2011)
Sabine cuenta cuentos de niñas-princesa que se esconden debajo de pilas de muebles, y hacen de ellas su infranqueable castillo.
¿Qué pasaría si recogiera muebles bonitos en la calle el día de desecho y me acurrucara debajo de ellos? ¿Cómo sería ese maravilloso castillo construido a pedazos?
No son casas en sentido estricto esta vez, de acuerdo, pero estoy segura que miente quien percibe estos fardos de madera en miniatura como un reducto seguro. Niños somos todos, y la protección de este castillo de artilugios es más necesaria que nunca.


Ana Sofía Gonçalves (Lisboa, 1979)



Ana Sofía Gonçalves, "Casa com jardim" (2008)
Construir artesanalmente sueños verdaderos ha sido, de siempre, la utopía vanguardista de la humanidad. Si vamos más allá de los límites arquitectónicos, si concebimos engranajes, mecanismos, árboles, aceras, inodoros, baldosas, cortinas estampadas de PVC y todo lo demás, una casa es una casa. No necesitamos paredes, tan solo un sitio donde echar raíces. Y esto, justamente, es lo que Ana Sofía busca mostrar con sus artilugios, un rinconcito poético hecho a base de cuentos y para uno mismo, una forma contemporánea y alienígena de reentender la lar.
Joâo Mouro, "Ricas Vidas" (2010)


Joâo Mouro (Faro, 1985)

La obra de Joâo Mouro no dista mucho de la de su compatriota Ana Sofía.

La reflexión sobre la complexa condición del consumidor urbano reluce en la madera barnizada de las pequeñas esculturas móviles de Mouro, unas piezas que navegan entre lo estético, lo funcional y lo reflexivo y que, asumiendo la responsabilidad de replantear el imaginario arquitectónico heredado, preguntan sobre la desestructurada casa imposible - ese espacio cálido descendiente de la utópica matriz -, esa casa que, sin estructuras, contiene la esencia de la lar.

Así que... ¿qué cosa es la casa?





1 comentario:

  1. Os dejo la reedición de este post que hice para la plataforma ARCO Bloggers: http://arcobloggers.com/2013/01/24/arte-emergente-y-casitas-en-miniatura/

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