"Cuando oigo lo que llamamos música, me parece que alguien está hablando de sus sentimientos e ideas, pero cuando oigo el sonido del tráfico no siento a nadie hablar, tengo la sensación que el sonido está actuando. Y amo la actividad del sonido".
John Cage (1912-1992) fue un destacado miembro del Black Mountain College (Nueva York, 1936-56), una comunidad de artistas - formaban parte de ella artistas tan dispares como Merce Cunningham, Robert Rauschenberg o Jasper Jones - que trabajaba en pos de la libertad de expresión defendiendo una "integración de las artes" basada en el proceso y la experiencia, que integrara espacio, tiempo, movimiento y azar, en lo que fue sin duda preludio inspiracional de la Factory de Warhol.
En su manifiesto "el futuro de la música" (1937), Cage defendía que dondequeira que estemos, lo que escuchamos es, en su mayor parte, ruido. Lo que Cage pretendía era capturar y controlar estos sonidos para usarlos no como efectos de sonido, sino como instrumentos musicales para crear una "escultura sonora", sustituyendo la sacralizada palabra "música" por un término más significativo: "organización de sonido" y adoptando, de este modo, una posición completamente anticipada y transgresora en La Vanguardia estadounidense. "Creo que el uso de ruidos en la composición musical irá en aumento hasta que lleguemos a una música producida mediante instrumentos eléctricos, que pondrá a la disposición de la música cualquier sonido que el oído pueda perdibir".
Tras sus conciertos de "piano preparado" (1940), el sonido del cual se alteraba agregando al encordado objetos (preparaciones) que lo dotaban de una gama totalmente nueva de posibilidades sonoras, llegó su "pieza" más importante: 4'33" (1952), un happening en el que el muy conocido pianista David Tudor se sentaba en silencio frente al piano durante cuatro minutos y treinta tres segundos exactos, moviendo solamente las manos tres veces. La presencia del famoso pianista y de un público expectante, generaba una situación "en la que ha de escucharse música", una música que inesperadamente no resultaba del sonido del piano, sino de todos los sonidos que había en el salón durante el tiempo que duraba la "pieza!, naciendo de este modo lo que Cage llamó "música no -intencional".
4'33" no solamente contribuyó a la historia musical, sino que debe contarse entre las primeras composiciones modernas que són más importantes por la idea artística, que por la experiencia explícita que ofrecen. Casi todas las obras de Cage desde 4'33" incluyen sonidos no-intencionales - aquellos que se "encuentran" en el campo auditivo del oyente - pero el significado último de esta silenciosa pieza es que en el arte todo es posible, incluyendo (y aquí es donde se da el salto revolucionario) la nada. La actual eminencia de Cage emana menos de sus obras artísticas que del impacto que tubieron sus ideas. No hay otra figura en el arte norteamericano que haya tenido una influencia mayor sobre tantas mentes creativas dado que nadie ha sido tan obstinado como Cage en lograr la liberación total del arte contemporáneo.