Amantes
del arte y las nuevas tecnologías, id mullendo las sillas de
vuestros despachos porqué desde hoy hasta el próximo sábado 21 de
abril estáis citados a una curiosa edición de VIP
Art Fair,
una feria internacional de arte que se desarrolla exclusivamente
online y que, en esta ocasión, está dedicada a los trabajos sobre
papel.
En
un post anterior, “VIP
Art Fair 2011: ver es más que ver”,
Mariana ya introdujo la feria y propuso una reflexión sobre su
primera edición (en enero de 2011), que al parecer estuvo
condicionada por una serie de problemas técnicos consecuencia del
gran número de visitantes que curiosearon en el evento (y digo
curiosearon porqué, al parecer también, el cierre de ventas no fue
ni mucho menos el de una feria offline). Tras
una segunda edición (en febrero de 2012 y bautizada como Vip 2.0)
buena parte de estos inconvenientes tecnológicos ha quedado resuelta
y parece que, poco a poco, la feria se va consolidando como evento
artístico online. Tanto es así que, no satisfechos con una edición
anual (característica casi definitoria de las ferias tradicionales),
para este año VIP Art Fair tiene programadas una serie de “ferias
temáticas”: La actual VIP
Paper
(19-21 de Abril); VIP
MFA
(1-8 de Junio), o el equivalente a las “exposiciones de fin de
carrera” de estudiantes de Bellas Artes seleccionados a través de
un concurso; VIP
Photo
(12-14 de Julio) y VIP
Vernissage
(20-22 de Septiembre), el gran evento inaugural de la temporada de
galerías.
Aparte
de esta pequeña concesión temporal (propiciada por el propio medio
digital que aloja la iniciativa), hay que reconocer que el proyecto
de los americanos James y Jane Cohan (propietarios de la James Cohan
Gallery en Nueva York) y Jonas y Alessandra Almgren (emprendedores de
Silicon Valley) lo tiene todo pensado para parecerse al máximo a una
feria de arte tradicional: diferentes tamaños de galería en función
de la “importancia”, secciones (artistas emergentes, solo
projects, etc.), presencia de editoriales, visitas guiadas a cargo de
artistas y comisarios, videos con entrevistas que sustituyen los
tradicionales programas de conferencias, etc.
Esta
“virtualización de una feria de arte” (pero sobretodo la
traducción literal que VIP Art Fair ha hecho de su referente físico)
atañe, inevitable, a una serie de reflexiones vinculadas a la
rigidez estructural del mundo del arte frente a las posibilidades del
medio online que ya apunté en mi
primer post
en Ártica.
El
contexto digital ofrece, por naturaleza, un formato de feria más
democrático y accesible para con el gran público y más adecuado
para atraer un nicho de coleccionistas sin explotar, los
coleccionistas jóvenes habituados al uso de las nuevas tecnologías.
Si a esto le sumamos que el formato online resulta un modelo más
flexible adaptado a tiempos de crisis, la feria de arte online se
presenta como un buen sistema para abrir campos al mundo del arte.
Por otro lado, si bien es cierto que un gran número de aficionados y
profesionales ha conocido una cantidad considerable de trabajos
artísticos únicamente a través de reproducciones en revistas,
libros y catálogos, y que muchos de los coleccionistas más
importantes han adquirido muchas de sus obras sin haberlas visto
antes personalmente; la cuestión del “aura” de la obra de arte
de Benjamin surge de nuevo con este tipo de eventos.
Abordando
el tema desde otro punto de vista, ya anteriormente a la creación de
VIP Art Fair, existían varias iniciativas de venta de arte en la
red: el portal Saatchi
online y la plataforma [s]edition
(para obras de grandes artistas y reproducciones digitales de las
mismas respectivamente), así como una importante cantidad de tiendas
virtuales para artistas visuales que, al eliminar los
intermediarios, son idóneas para artistas jóvenes o emergentes.
A
sí pues ¿Qué aporta de nuevo VIP Art Fair a este panorama? La
feria online se presenta como un proyecto comisariado por varios
profesionales (con obras de arte de mucha calidad) y sintetiza la
actividad online de muchas galerías, además de establecerse como
una valiosísima base de datos de usos y costumbres del mundo del
arte, como plantea el crítico de arte y comisario Pau
Waedler. Pero, a pesar de ofrecer ciertas características de la
web 2.0 y los proyectos online vinculados al arte (la utilización de
“marcadores” para coleccionar y compartir las obras y artistas
favoritos de la feria, la conversación tipo chat con las galerías,
la posibilidad de configurar rutas a través del content
curating, la interacción a través de las redes, la gran calidad
del zoom en las imágenes), a VIP Art Fair le falta una parte social
fundamental, aquella que equivaldría a los cócteles, las cenas y
las charlas “out of the record” de la feria tradicional.
La
cuestión fundamental parece, pues, si es suficiente el cambio de
medio (del físico al digital) para que un evento se convierta en
2.0. En mi opinión, se requiere también de un cambio en la
concepción del proyecto que se adecue al lenguaje y características
propias del nuevo medio. Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Puede una
feria de arte online tener la misma repercusión que una feria
tradicional? ¿Podemos concebirlo como el mismo tipo de evento? ¿Se
está planteando este tipo de proyecto de la manera correcta?