31/7/11

El arte en Nueva York después de la segunda Guerra Mundial. El nacimiento de la cultura contemporánea IV

La banalización de la Belleza.

El debate sobre la belleza es, seguramente, uno de los más recurrentes a lo largo de toda la historia del arte. Ya la civilización egípcia se posicionava al respecto mediante las representaciones antropomórficas de sus esculturas y jeroglíficos, la cultura clásica europea estableció corrientes filosóficas y tendencias arquitectónicas enfocadas a la reflexión sobre este ideal y los renacentistas replantearon el lenguaje pictórico para adecaurse a una visión más "moderna" del concepto. De esta misma forma, la América de medianos de siglo XX hizo también su aportación a tan replanteada idea.

Ligado al nacimiento de las celebrities y a los valores que éstas representaban y difundían a través de los mass media, el nuevo ideal de belleza que proyectó la cultura americana tenía como punto de partida todos los convencionalismos adquiridos a lo largo de la historia, añadiendo dos aportaciones propias: la banalización de la que es "víctima" cualquier aspecto de la vida cotidiana y la estrecha vinculación a lo Americano. Si una noticia tenía que ser breve, visual, dramática y cargada de orgullo nacional, también así tenía que ser la Belleza Americana de posguerra; y si la vinculación a lo sexual servía a los media para hacer emerger celebrites, también ésta sirve para definir nuevos arquetipos de belleza. Así pues, nos encontramos en un contexto en el que si no el sexo - en los medios "oficiales" existía paradójicamente una gran censura -, la atracción y el deseo definen aquello que es admirable y bello.

Contrariamente a otros períodos en los que el arte ha sido el principal impulsor del debate de la Belleza, en la América de medianos de siglo es un mero transmisor - con una actitud ciertamente irónica - de los ideales de belleza pensados, creados, promovidos y también destruidos por los medios de comunicación y tan solo toma algunos referentes para experimentar con ellos de forma gráfica.

"En cierta ocasión, alguien me pidió que dijera de una vez por todas quien era la persona más bella que había conocido. Pues bien, las únicas persoans que puedo elegir como auténticas bellezas son las de las películas. Pero cuando las conoces, tampoco són auténticas bellezas, de manera que en realidad el arquetipo de belleza no existe. en la vida rela, las estrellas de cine ni tan siquiera pueden alcanzar las cotas que ellas mismas imponen en las películas" (Andy Warhol, 1975).


[Imágenes: Allan d'Arcangelo, American Madonna #1, 1962 · Ed Paschke, Dos criados, 1968 · James Rosenquist, Woman I, 1962]

28/7/11

El arte en Nueva York después de la segunda Guerra Mundial. El nacimiento de la cultura contemporánea III


El nacimiento de las celebrities.

Se conoce como fama o celebridad a la notoriedad debida a la excelencia de una persona en su arte, profesión etc, pero más allá de la mera definición, la personificación de este atributo en lo que popularmente conocemos como celebrities nos da a entender hasta qué punto resultaron, estos personajes públicos, importantes a la hora de definir la cultura Americana de posguerra. Del mismo modo que, a través de tiras cómicas, los superhéroes adoptaron un rol de representación de los valores americanos del triunfo del "bien" sobre el "mal" e iniciaron la creación de una mitología propiamente americana que funcionó como alternativa a los mitos de la cultura clásica europea, el cine y la televisión hicieron sus propias aportaciones a este Olimpo completamente mediatizado.

El papel de los mass media en la creación de estos personajes fundamentalmente públicos consistió en proyectar una imagen única y perfectamente identificable de una superstar. Dicho proceso de mitifiación es comlpejo, ya que requiere la magnificación de las cualidades individuales - habilidades, apariencia, personalidad - pero, por encima de todo, la combinación de éstas con una serie de rasgos arquetípicos e impuestos que serán los que finalmente popularizaran la imagen de la celebrity.

"Recientemente, una empresa se mostró interesada en comprar mi "aura". No querían mis productos, insistían: "Queremos comprar tu aura". Nunca pude saber a qué se referían, pero estaban dispuestos a pagar mucho dinero y pensé que si alguien estaba dispuesto a pagar tanto por mi ésto, debería procurar saber de qué se trataba. Creo que el "aura" es algo que únicamente pueden percibir los demás que, a su vez, solo ven lo que quieren ver. Todo está en los ojos de los demás" (Andy Warhol, 1975).

Si bien el estatus de estrella ya se había popularizado con los actores promocionados por la factoría Hollywood, durante la posguerra éste alcanza una nueva magnitud gracias a la televisión - durante la década de los 50 es precisamente ésta, más que el cine y los medios escritos, quien configura el panorama estelar americano - y se amplía a cantantes y músicos, artistas y escritores, deportistas, hombres de negocios y políticos. Este papel fundamental de la televisión a la hora de crear, promocionar y también desacreditar ciertas celebrities aumenta la importancia del aspecto físico en la máquina de fabricar estrellas y bien pronto se crearán los perfiles de la "nueva belleza americana", representados por rostros como Elvis Presley, Marilyn Monroe o James Dean. Así pues, el nuevo estatus de celebrity americano no corresponde tanto a la clase o la riqueza - ni tan siquiera a las habilidades del propio personaje - sino que más bien está vinculado a la capacidad de adquirir cobertura mediática.

El arte de posguerra adoptó inmediatamente estas caras como imágenes protagonistas de collages y serigrafías. Pero no se limitó a esto sino que, copiando las técnicas visuales de los medios de comunicación, contribuyó a la creación de nuevas celebridades, o almenos a ver de tal forma a ciertos personajes que hasta el momento podrían haber resultado anónimos.


[Imágenes: Ray Johnson, James Dean, 1957 · Andy Warhol, Twenty-five colored Marilyns, 1962 · Roy Lichtenstein, George Washington, 1962]

27/7/11

El arte en Nueva York después de la segunda Guerra Mundial. El nacimiento de la cultura contemporánea II



La influencia de los Mass Media

De ninguna manera se puede subestimar el extraordinario impacto que los medios de comunicación tubieron en la cultura americana de posguerra - y, por consiguiente, en la formación de la cultura contempornánea -, es por esto que a menudo empleamos hipérboles como "media explosion" o "media revolution" para describir el contexto en el que éstos adquirieron la influencia que mantienen en la actualidad. Las nuevas formas de comunicación de periódicos, revistas, cómics, películas, radio y televisión jugaron un papel determinante en la percepción que los americanos de la segunda mitad del siglo XX tenían del mundo, inundando el entorno cotidiano de mensajes e imágenes, convirtiéndose así en el poder más importante de la sociedad americana, capaz de influenciar eventos e ideas, determinar gustos y elecciones y establecer nuevos modelos y mitos.

La popularización de la televisión fue, sin duda, el punto clave del inicio de este importante cambio cultural. El estilo rápido y corto se convirtió enseguida en la forma fundamental para las noticias, el entretenimiento y la publicidad; y es precisamente este trato igualitario de informaciones de naturalezas tan dispares - junto al constante uso de material visual de alto contenido dramático - el agent provocateur de una percepción generalizada de que absolutamente todas las cosas son igual de importantes y presentes. Así pues, el espectador americano de los años 50 y 60 se habituó a concebir el mundo a través de la inflència de dos discrusos muy diferenciados: de un lado la forma de comunicación desapassionada e imparcial de las noticias y, del otro, el lenguaje visual seductor y comercial de la publicidad.

A nivel social, el orgullo nacional se estaba permetrando como punto fundamental del carácter popular americano y los medios de comunicación contribuyeron a su generalización, el contenido general de diarios y revistas era la propia América: el estilo de vida americano, las celebrities americanas, los deportes americanos, la música americana, el cine americano y la política americana, dejando en un modesto segundo plano todo lo que a la información internacional se refería. De este modo, se alimentó la consciencia de nación dominante y la fuerte necesidad de generar, de forma rápida y prácticamente manufacturada, una cultura que representara todo su esplendor.

"Tenía la televisión encendida todo el día, especialmente cuando la gente me contaba sus problemas, y descubrí que la televisión era suficientemente divertida como para que dejaran de afectarme los problemas que me contaba la gente. Fue como una especie de mágia..." (Andy Warhol, 1975).

Los medios artísticos, como importantes agentes culturales, contribuyeron también a la difusión de esta cultura visual propiamente ameriacna, adoptaron enseguida el lenguaje de los mass media para hacer una interpretación visual, en ocasiones idealizada y en otras crítica, de esta vanalización de la cultura, dando lugar a un arte que se definía a sí mismo como "popular".


[Imágenes: Andy Warhol, Jackie (the week that was), 1963 · $199 Television, 1960 · Roy Lichtenstein, Eddie Diptych, 1962]

25/7/11

El arte en Nueva York después de la segunda Guerra Mundial. El nacimiento de la cultura contemporánea I



El nuevo paisaje americano.

El género paisajístico tiene una larga trayectoria en la historia del arte europeo y también en el americano. En los inicios del siglo XX, la pintura paisagística americana estaba impregnada de una visión romántica que buscava trascendalizar la vigorosidad de la vida urbana americana - la ciudad funcionaba, aquí, como paradigma del nacimiento de una nueva potencia mundial, que se consolidaría en su actuación en las dos Guerras Mundiales -. Pero con el crack económico de 1929, este carácter orgulloso dominante que reflejaban las producciones artísticas norteamericanas, perdió fuerza en pos de dos corrientes claramente diferenciadas: de un lado una visión Social Realista que buscaba una crítica analítica de los aspectos negativos de la nueva metrópolis - el cimen, la corrupción y la miseria - y, del otro, una vesante preciosista que retomó la búsqueda de la belleza clásica - en tierras americanas, eso sí -.

A medianos de siglo, los seguidores del Expresionismo Abstracto - considerado el primer movimiento artístico genuïnamente norteamericano - dejaron en un segundo término estos análisis formales y conceptuales del paisaje, para centrarse en una pintura gestual y mayoritariamente no-figurativa que, como el antiguo Expresionismo europeo, buscaba exteriorizar aquello íntimo y angustioso del individuo, en un contexto de tensión política internacional. Pero la siguiente generación de artistas retomó el tema de la representación de un entorno expresamente americano, impregnado a menudo de la popular actitud de orgullo nacional. Estas representaciones, mayoritariamente pictóricas, emfatizan los elementos hechos por el hombre y la máquina, en una supremacía absoluta de lo tecnológico sobre lo natural.

"Soy un chico de ciudad. En las grandes ciudades han organizado las cosas de tal forma que puedes ir a un parque y encontrarte en un campo en miniatura, pero en el campo no tienen trocitos de ciudad, de modo que la echo mucho en falta" (Andy Warhol, 1975).

Todo en esta nueva corriente artística, resulta "novedoso y americano", tanto el motivo protagonista como el lenguaje pictórico y la intención de exponer al espectador los aspectes más banales y alienantes de la vida contemporánea. Nuevas construcciones, edificios de oficinas, hoteles y plazas, grandes almacetes, rascacielos y casas adosadas con piscina, carteleras, autopistas y vehículos de gran velocidad representan en estas pinturas costumbristas el poder tecnológico y económico alcanzado por las grandes metrópolis americanas.


[Imágenes: Allan D'Arcangelo, Full moon, 1962 · Red Grooms, One way, 1964 · Andy Warhol, Orange disaster, 1963]