Fotografía original de Tanakawo |
Sigmund Freud, a principios de los años 30 del pasado siglo, tituló como "Malestar en la cultura" un discurso más bien sociológico que, en términos esloganistas, permanece vigente 80 años después.
En este primer post que escribo para Ártica voy a intentar, a partir del análisis de una serie de sucesos que han tenido lugar en el último mes en relación con la cultura y su presencia en internet, fomentar la reflexión sobre el panorama de la comunicación cultural online y apuntar, como Mariana hizo en su post “Los blogs y la conversación sobre arte”, alguna posible hipótesis.
En este primer post que escribo para Ártica voy a intentar, a partir del análisis de una serie de sucesos que han tenido lugar en el último mes en relación con la cultura y su presencia en internet, fomentar la reflexión sobre el panorama de la comunicación cultural online y apuntar, como Mariana hizo en su post “Los blogs y la conversación sobre arte”, alguna posible hipótesis.
#ARTEYUNCAFÉ (17 de febrero)
En el contexto del Fin de Semana del Arte en Madrid, tuvo lugar el encuentro #Arteyuncafe (evento organizado por @VeoArte a modo de desvirtualización de un proyecto que llevaba tiempo desarrollándose online). En la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, una serie de profesionales y especialistas de la cultura y las TIC, blogueros culturales, tuiteros aficionados a la cultura y estudiantes de la misma facultad (se añadieron espontáneamente a última hora) reflexionamos sobre las diferentes caras del desarrollo y uso del arte en la web 2.0.
De este encuentro, salieron varias ideas interesantísimas; yo me quedé esencialmente con dos cosas: la primera fue la poca participación de instituciones y galerías en el evento; y la segunda la idea (presentada por @mediamusea y secundada por todos en el debate posterior) de que “los museos están en las redes, pero no son sociales”. Ante estas sintéticas conclusiones, el vacío comunicativo que parece existir entre las instituciones culturales y los usuarios en la web 2.0 se hizo evidente.
#UNCMPARAELPRADO (27 de febrero)
Unos días después, y un poco como consecuencia de comentarios que habían surgido en el evento madrileño, empezó lo que desencadenó una suerte de “crisis social media” bautizada con el hashtag #UnCMparaElPrado. Nuestra amiga Pilar DM publicó en su blog, @eldadodelarte, un post con ánimo de hacer una crítica constructiva a dos instituciones culturales que parecía no estaban llevando a cabo una buena práctica de comunicación 2.0 en Twitter.
La primera, a pesar de estar al corriente de esta invitación a la reflexión sobre las propias prácticas (el post, escrito a modo de conversación amistosa con la institución, tubo bastante revuelo en la plataforma del pajarito) hizo caso omiso, sorteando como pudo los comentarios de los usuarios que aprovecharon el post de Pilar para “debatir en la red lo que es de la red”.
La segunda institución, en cambio, entró en diálogo con los tuiteros de un modo un tanto irreflexivo, defendiéndose de lo que no eran acusaciones sino sugerencias de comportamiento. Esta conversación quedó reflejada al día siguiente en el blog de @zapatosrosas donde, con el mismo tono bienintencionado se analizaba la estrategia social-media (o carencia de ella) explicada por el mismo departamento de comunicación de la institución, en busca del origen de la mala praxis. El título de este post, el hashtag #UnCMparaElPrado, era una invitación a sumarse a la petición de esta figura para el departamento de comunicación de una de las mejores pinacotecas españolas. Esta vez el debate se popularizó y durante unos días Twitter se llenó de conversaciones acerca del tema.
A ésto, se sumó un post de comunicación 2.0 en el que se defendía la postura del blog como herramienta para una comunicación más profunda entre las instituciones y, ya no el público general del museo, sino los expertos en arte y usuarios activos de la web 2.0 que buscan el diálogo más allá de la mera repetición de la información facilitada en sus páginas web.
#CUANDOERAMOSCULTOS (11 de marzo)
En el contexto de los recortes en educación y cultura que el gobierno español está practicando, el programa televisivo Salvados realizó uno de sus polémicos reportajes sobre lo que acertó en llamar “burbuja cultural” (asemejando la especulación en cultura a la practicada en el ámbito inmobiliario) y haciendo públicas cifras millonarias vinculados a la inversión en centros culturales actualmente infrautilizados. De nuevo, los expertos culturales asiduos de Twitter (acompañados, evidentemente, de otros usuarios), establecieron un debate paralelo al programa convirtiendo esta vez el título del documental #CuandoEramosCultos en TT durante el desarrollo del mismo. Y, de nuevo también, en dicho debate no participó ninguna institución, ni responsable de cultura de la Administración.
#CULTURA18 (12 de marzo)
Bajo el hashtag #cultura18 tiene lugar semanalmente (todos los lunes a las 18h horario español y durante una hora) un debate que gira alrededor de temáticas culturales y en el cual participan, de nuevo, expertos del mundo del arte y la cultura que desarrollan una importante actividad online (resulta redundante mencionar de nuevo la escasísima participación institucional en él). Dicho debate, bajo el tema “cultura y tópicos” (que para este caso es lo de menos, pero que pretendió analizar a través de la ironía los prejuicios y concepciones erróneas que acarrea el mundo de la cultura), fue el pasado lunes TT número uno en España durante buena parte de su desarrollo.
A partir de estos casos expuestos (que sintomáticamente llevan todos un hashtag por título) puede verse, de algún modo, cómo la plataforma Twitter (y la consiguiente expansión a los blogs) se ha definido como lugar de debate y conversación entre expertos del mundo del arte y la cultura, dando lugar a proyectos y colaboraciones que funcionan de un modo independiente a lo institucional, dado que las instituciones deciden (de un modo consciente o no) formar parte de un modo más bien relativo.
Yendo un poco más allá, parece que se estuviera construyendo, como por generación espontánea, una estructura virtual con lo que respecta al mundo de la cultura, una especie de red que corre de un modo paralelo a “lo real”, gestionado por las instituciones.
De nuevo, un malestar en la cultura.
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